viernes, 29 de junio de 2012

Décimo día


Hoy hemos hecho una etapa de 31 Km y 600 desde Villafranca hasta O Cebreiro, aunque ahora estemos en Triacastela. Estas son las fotos de todos los pueblos por los que hemos pasado, que han sido varios.











Ha sido una etapa muy bonita y completa, hemos pasado por muchos sitios y aunque hemos subido la peor cuesta que podíamos imaginar, hemos visto cómo iba cambiando el paisaje poco a poco, e incluso hemos pasdo frío.



Impresionante, hasta darnos cuenta de que era para pescar...


Hemos tenido tiempo para descansar cada 10 Km aproximadamente y para ver cosas inexplicables.


¿Alguien me puede decir para qué sirve una puerta en un tercer piso? Y también cosas muy bonitas.


Como nos sentíamos con fuerzas, a media mañana hemos llamado al albergue municipal de O Cebreiro, casi 3 Km más lejos de donde pensábamos albergarnos, La Laguna de Castilla, donde teníamos un garaje para dormir, que no es poco.



Con su suelo de hormigón, pero con 4 paredes y un techo. El caso es que la mujer del Albergue de O Cebreiro nos ha dicho que se podía acampar fuera del albergue, y como el hormigón es muy duro, hemos decidido continuar hasta este bonito pueblo. El problema ha sido que, al llegar, y por el frío que hacía, unido a la amenaza de lluvia, hemos pensado en quedarnos en un hostal, pero en ninguno de los 5 en los que hemos preguntado nos han dejado por Laia, aún teniendo ellos perro. Así que nos hemos ido al albergue, donde el tipo que estaba nos ha indicado que no se podía acampar.

Si acaso detrás de la iglesia, algo no muy agradable en un pueblo en el que al menos 3 perros sarnosos han querido atacar a la niña.  Ni siquiera la colaboración de otros peregrinos, incluida una muy añable señora inglesa más que dispuesta a compartir la habitación con nosotras y nuestra adorable perra ha servido de nada. Después de varias llamadas a todos los pueblos siguientes, en ningún sitio nos han dejado quedarnos.

Así que hemos tenido que saltarnos una etapa y pagar 30 euros de taxi para venir hasta Triacastela en cuyo albergue municipal sí que hemos podido acampar, y pagar 5 euros cada una por la ducha....


Todo sea por la niña y por ver cómo disfruta, porque hoy lo ha pasado en grande, así está ahora.


Ha sido psicológicamente muy duro, y más porque en Galicia, de repente, aparte de la falta de educación de todas las personas con las que he hablado, tienen la mala costumbre de dejar a los perros sueltos en la calle, lo cual no sería problema, si todos ellos no hubieran querido morder a Laia... Hemos estado a punto de tirar la toalla, pero somos más fuertes que todo eso y vamos a continuar.

Esperamos no tener más problemas no trabas y descubrir que, efectivamente, hay gente educada y amable en Galicia. Y lo digo yo, que la mitad de mi familia es gallega. Así está Laia después de 25 Km.


La ruta de hoy:

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