Camino de Santiago: Decimotercer día

Hoy hemos caminado desde Portomarín hasta Palas de Rei, algo más de 26 Km, porque la salida de Portomarín no está indicada y nos hemos perdido... Ha costado un poco empezar a andar porque ayer nos quedamos en un hostal y las camas abrazan con mucha fuerza. Además, hoy ha sido el día en que Amaya ha tenido peor los pies, la pobre lo está pasando fatal, además, Laia está empezando a estar cansada, a ver si esta noche no tiran cohetes y duerme de un tirón. He de decir, que estos días se me ha pasado, que los peregrinos son muy cerdos, y cuando les sobra algo lo tiran indiscriminadamente por el camino. Y aquí por lo menos lo han dejado cerca de la papelera.

Los pueblos por los que hemos pasado son:

Y, por fin...

Estamos muy desencantadas con la entrada en Galicia, donde esperábamos que todo estuviera bien organizado en los albergues públicos, por estar gestionados por la Xunta y ser funcionarios quienes trabajan en ellos. Nada más lejos de la realidad. Hace algo más de 3 semanas estuve haciendo un montón de llamadas para asegurarnos sitios donde dormir con las perras, y cuando hablé con el albergue de Palas me confirmaron que se habilita en verano un cámping para peregrinos.

Esta mañana he vuelto a llamar para confirmar y la amable señorita que me ha atendido, no antes de las 12 de la mañana(también llamé ayer por la tarde sin respuesta) me ha dicho que no hay sitio para acampar y que ella no sabía nada, todo lo más que preguntara en el Ayto. Ya no es sólo que me dijeran lo contrario, sino que en las guías que hemos consultado se confirma lo del cámping habilitado, cosa que la señorita desconocía por completo. Por fortuna, hemos encontrado una pensión por 20 euros con baño compartido donde no nos han puesto pegas.

Aunque entre ayer, hoy y pasado mañana vamos a dejar el presupuesto más que temblando, y todo, porque dos veces en Galicia nos han mentido descaradamente. Aún así, caminamos con buen ánimo porque la experiencia precedenta ha sido inmejorable.

Aunque echamos mucho de menos a la gente que conocimos y que, por tener que adelantar una etapa, hemos dejado atrás y es difícil que volvamos a encontrar. Aún así, nos conformamos con pequeños placeres.